Rebeca Venegas

El peor enemigo de un guion

Existen muchos aspectos a mejorar en un guion. Versión a versión vamos puliendo, sacando y poniendo cosas para mejorar la historia. Sin embargo, uno de los errores más frecuentes y que a veces dejamos pasar no son los problemas con la historia, sino con los diálogos. Con el afán de dejar todo claro y que no haya espacio a dudas, terminamos sobre explicando cada escena y es ahí donde los diálogos son los que más sufren. Terminamos con diálogos del tipo “Acabo de llegar de la tienda y estoy muy cansada”, cuando claramente en imagen veremos que el personaje está con sus bolsas de compra y está agotada. 

Para evitar estos “diálogos explicativos” podemos hacer lo siguiente:

  • Atención el tono y la verosimilitud del guion. Si los personajes no tienen la costumbre de sobre explicar las cosas, entonces no es necesario el uso de este tipo de diálogo. 

  • ¡Usemos el subtexto! Podemos dar información a través de gestos, expresiones o frases no explícitas.

  • Si el diálogo puede reemplazarse por acciones, entonces hagámoslo. Si puede ser visto, entonces el diálogo es redundante.

  • Leamos el guion en voz alta. Esto nos ayuda a darnos cuenta si suena natural o no. 

Hay diálogos explicativos y largos que aparentemente no dan información relevante. Por ejemplo, en Reservoir Dogs, toda la secuencia inicial de 8 minutos es un diálogo gigante sobre Madonna y sobre darle o no propina a la mesera. Esto no tiene conexión con la historia. Sin embargo, estos diálogos sin sentido revelan una serie de características de los personajes y generan interés respecto a quiénes son, qué hacen, etc. Esto es un ejemplo de cómo romper las reglas a propósito, para el beneficio de la historia. 

Al final, todo lo que se escribe debe ser en beneficio de la historia, que ayude a que la trama avance o se refuerce. Evitemos los diálogos explicativos y si al final decidimos usarlos, hay que pensar en cómo van a aportar al guion.

XOXO

Rebeca Venegas
Productora - Guionista

El tono vs. el género

En nuestros años como productora audiovisual hemos tenido la oportunidad de dar charlas en diferentes universidades e institutos de Perú sobre distintos temas como iluminación, dirección, guion, storytelling entre otros. Normalmente cuando hablamos sobre tratamientos y guión, una duda que recibimos a menudo es la diferencia del tono con el género.

Es común confundir el tono con el género. Se parecen mucho, pero definirlos es fundamental para escribir un guion. El tono es aquello que permite qué es lo que puede pasar en la historia, es un elemento de coherencia interna y verosimilitud. Es decir, de acuerdo con el tono que elijamos, la historia va a “aguantar” el contenido que pongamos en ella. 

El tono afecta directamente a los personajes, sus acciones y diálogos. Definirlo va a determinar la forma de narrar. Así como en la música, los tonos graves evocan distintas sensaciones respecto a los tonos más agudos. En el guion sucede lo mismo, si elegimos un tono absurdo la historia transmitirá distintas emociones respecto a un tono parco o serio, independientemente del género. 

Como vimos previamente, el tono es un elemento de coherencia interna. Por lo que romperlo implica “sacar” al espectador de lo que está viendo. Esto suele suceder, por ejemplo, cuando en películas del género de terror, se incluye algún gag que “saca” al espectador por un momento del tono serio de la película. Es posible romper el tono, pero se debe evaluar las consecuencias que tendrá en el espectador y hacer un balance si vale la pena hacerlo, siempre pensando en el beneficio de la historia. 

Es interesante aplicar el concepto del tono a la hora de construir los personajes, ya que nos ayuda a desarrollar sus características de forma más orgánica. Evaluar el tono del personaje respecto al tono general de la película nos puede ayudar a definir cómo se va a manifestar dentro de la historia, cómo va a hablar, cómo se va a mover, qué puede hacer y qué no.

El tono es una herramienta que puede servir para dar unidad a todos los aspectos del guion.

Rebeca Venegas
Productora - Guionista

Storytelling en la empresa

¿Qué es storytelling y cómo ayuda a nuestra marca?

En Bicicleta siempre hablamos del poder de las historias para transformar y potenciar. Pero ¿a qué nos referimos con esto? Storytelling es el arte de contar historias y puede ser aplicado no solo en la ficción, sino también en la realidad. Es aquí cuando el storytelling para empresas se convierte en un factor esencial dentro de la cultura corporativa y debe ser aplicado en todo sentido, partiendo desde adentro (comunicación interna) y luego exteriorizando ese mensaje (hacia nuestro público). Las historias nos encantan, las necesitamos en el día a día. Nos dan sentido, captan nuestra atención, nos ayudan a comprender mejor un tema, evitan que pongamos resistencia para recibir información. 

Existen distintos tipos de arquetipos, relatos y demás que nos pueden ayudar a darle forma a la historia que queremos contar. Para la empresa, existen 3 que son los más importantes:

  • ¿Quién soy?: es el tipo de relato que sirve para presentarnos. Es una historia personal, donde se debe contar no solo el origen, sino también los retos que te llevaron a ser quien eres. 

  • ¿Para qué estoy aquí?: aquí explicamos la misión y es importante tener claro el propósito de la marca.  

  • Visión: ¿Cómo ves la marca en unos años?

Una vez definidos estos 3 puntos básicos, debemos elegir el lenguaje adecuado para transmitir la historia. No solo se trata de contar la historia de forma efectiva. Lo más importante cuando contamos historias es generar emociones. Para ello, debemos usar recursos que conecten, que atrapen a quien va a recibir esta información. Por ejemplo, el lenguaje audiovisual es uno de los lenguajes que nos ayudan para conectar con la audiencia, a través de imagen y sonido. 

Los vínculos se construyen sobre las emociones que genere nuestra historia.

En Bicicleta creemos en el poder de las historias para crear vínculos y fortalecer relaciones. Contemos tu historia juntos. 

Rebeca Venegas

¿Cómo empezar un guion?

Muchas veces, al momento de enfrentarnos con una hoja en blanco, se nos hace muy complicado dar ese primer paso y empezar a escribir. Para poder superar este “bloqueo” es importante entender que el guion no es una obra literaria y, por ello, no se puede ser escrita como tal. El guion es una herramienta que no está hecha para ser leída, sino ejecutada. 

Como herramienta, el guion tiene su propio proceso de escritura y parte de algo muy básico que casi siempre damos por sentado: la idea.

¿Qué es una idea?

Es el punto de partida. La idea es la base sobre la cual se construirá el relato. Para poder escribir, es necesario entender la idea como aquella que precede a la narración. Por lo tanto, debe tener ciertas características que nos faciliten el proceso de escritura y es muy importante saber formularla. Veamos algunos ejemplos:

  1. La magia

  2. La Batalla de Hogwarts

  3. Un músico en los 80’s

  4. Un chico cena con su amigo

Aunque todas parezcan válidas, solo la idea “Un chico cena con su amigo” está formulada correctamente. ¿Por qué? A pesar de ser extremadamente simple, es la única que implica un movimiento narrativo. En otras palabras, es la única que lleva un verbo. Vamos a ver por qué las otras no nos ayudan tanto.

  1. “La Magia” es un poder que puede generar acciones en los personajes, pero por sí sola no puede crear una historia. 

  2. “La Batalla de Hogwarts” vendría a ser un marco narrativo, un contexto sobre el cual se desarrolla la historia. 

  3. “Un músico en los 80’s” está muy cerca de ser una idea bien formulada, solo le falta la acción.

Todas son ideas, pero para efectos de escribir un guion, debemos tratar de facilitarnos el proceso en todo momento. Por ello, aunque la idea sea lo más básico, es importante escribirla de forma correcta, para que nos sirva cuando avancemos a las siguientes etapas.

Tener la idea clara hoy, nos hará felices cuando escribamos mañana.

XOXO

Rebeca Venegas
Productora y Guionista

LA MÚSICA Y EL CINE: ESPECIAL JAZZ

El jazz y el cine han sido amigos desde hace muchísimo tiempo. Desde el cine mudo, con bandas de jazz tocando en vivo en las salas de cine con maestros como Louis Armstrong, Count Basie y muchos otros, el jazz siempre ha sido no solo la “música” sino también el protagonista en el séptimo arte.

#JAZZFACT : la transición del cine silente al cine sonoro fue con la película “The Jazz Singer” de Alan Crosland en 1927. ¿Ahora entienden por qué es importante? El jazz estuvo en uno de los momentos clave de la historia del cine.

Hoy haré una pequeña lista de mis favoritos, de los hijos del cine y el jazz. Digo pequeña lista porque mencionarlos a todos sería demasiado.

Top Hat

Cómo olvidar los tremendos clásicos “Cheek to Cheek”, “Isn’t this a lovely day”. Esto es la época dorada de Hollywood, protagonizado por Fred Astaire y Ginger Rogers (los predecesores de Ryan Gosling y Emma Stone), Top Hat es definitivamente un clásico. Irving Berlin, encargado de la música (también trabajó en “The jazz singer”) hizo posible que el film sea un éxito. Acá les dejo una de las secuencias que pasaron a la historia.

Singin’ in the Rain

Porque ver a Gene Kelly bailando bajo la lluvia es todo lo que siempre habías necesitado en tu vida. Llegó el cine sonoro y Don, un exitoso actor del cine silente, debe convertir su última película de cine mudo en un musical. Una película de los 50’s con referencias de los 30’s y 40’s.

Cabaret

Adaptación del musical con el mismo título. Liza Minnelli le da vida a Sally Bowles, en el Berlín de los 30’s. Ganadora de 8 premios de la Academia, es definitivamente una de las mejores del género, con éxitos como “Mein Herr”, “Money Money” “Life is cabaret” y una hermosa pero triste historia de amor. Poniéndonos un poco más serios, la película es un éxito no solo por la música y la puesta en escena, sino también por usar lo audiovisual como crítica a la violencia. Bob Fosse nos muestra en una canción por qué Alemania eligió a un líder como Adolf Hitler. Esto causó tanto revuelo, que la secuencia estuvo prohibida en Alemania en los 70’s. Musical, crítica y una excelente puesta en escena. Sin duda, una película de culto.

Pd. Liza siempre será la diva por excelencia.

Chicago

Pop. Six. Squish. Uh Uh. Cicero. Lipschitz.

Definitivamente mi favorita para siempre. Renée Zellweger, John C. Reilly, Queen Latifah, Catherine Zeta-Jones, bajo la dirección de Rob Marshall, es una adaptadación de la obra escrita por Bob Fosse (Cabaret, All that Jazz, Sweet Charity). Es mi musical favorito de todos los tiempos. Excelente fotografía, obviamente la música es extraordinaria, el arte se lució, el maquillaje, el despampanante vestuario, los decorados, esas transiciones entre lo “real” y lo “musical”, además de la genial actuación de todos. Solo hay dos opciones con esta película, o la amas o la amas.

BONUS: Ray

Ray Charles es uno de los grandes del jazz. Acá, vemos los viejos bares de New Orleans, un Estados Unidos donde la discriminación era pan de cada día. En medio de todo esto, Ray, un hombre de raza negra de un pueblo bastante pobre de Georgia, logra convertirse en un ícono del jazz. Una historia no solo de música, sino también de superación, de fama y que muestra la degradación del ser humano a causa de las drogas, las mentiras y el mal uso del dinero. Sin embargo, en medio de todo esto, vemos como la familia y la música pueden darnos una esperanza. Ray es eso. Su música sigue siendo un símbolo de esperanza para todos aquellos que vivieron los estragos de estos años tan difíciles. Una actuación extraordinaria de Jamie Foxx, quien en rodajes, se ponía lentes que de verdad lo dejaban ciego para así hacer una interpretación mucho más fiel a Ray. Hit the road, Jack.

Termino así mi pequeña lista. Escuchemos música, vayamos al cine. El arte nos hace más felices.

Feliz Domingo, son los deseos de Bicicleta Casa Audiovisual.

Rebeca Venegas
Productora