El peor enemigo de un guion

Existen muchos aspectos a mejorar en un guion. Versión a versión vamos puliendo, sacando y poniendo cosas para mejorar la historia. Sin embargo, uno de los errores más frecuentes y que a veces dejamos pasar no son los problemas con la historia, sino con los diálogos. Con el afán de dejar todo claro y que no haya espacio a dudas, terminamos sobre explicando cada escena y es ahí donde los diálogos son los que más sufren. Terminamos con diálogos del tipo “Acabo de llegar de la tienda y estoy muy cansada”, cuando claramente en imagen veremos que el personaje está con sus bolsas de compra y está agotada. 

Para evitar estos “diálogos explicativos” podemos hacer lo siguiente:

  • Atención el tono y la verosimilitud del guion. Si los personajes no tienen la costumbre de sobre explicar las cosas, entonces no es necesario el uso de este tipo de diálogo. 

  • ¡Usemos el subtexto! Podemos dar información a través de gestos, expresiones o frases no explícitas.

  • Si el diálogo puede reemplazarse por acciones, entonces hagámoslo. Si puede ser visto, entonces el diálogo es redundante.

  • Leamos el guion en voz alta. Esto nos ayuda a darnos cuenta si suena natural o no. 

Hay diálogos explicativos y largos que aparentemente no dan información relevante. Por ejemplo, en Reservoir Dogs, toda la secuencia inicial de 8 minutos es un diálogo gigante sobre Madonna y sobre darle o no propina a la mesera. Esto no tiene conexión con la historia. Sin embargo, estos diálogos sin sentido revelan una serie de características de los personajes y generan interés respecto a quiénes son, qué hacen, etc. Esto es un ejemplo de cómo romper las reglas a propósito, para el beneficio de la historia. 

Al final, todo lo que se escribe debe ser en beneficio de la historia, que ayude a que la trama avance o se refuerce. Evitemos los diálogos explicativos y si al final decidimos usarlos, hay que pensar en cómo van a aportar al guion.

XOXO

Rebeca Venegas
Productora - Guionista